viernes, 3 de octubre de 2008

Necesitamos Estados Fuertes


RICARDO LAGOS ESCOBAR


Frente a la enorme crisis financiera generada desde Estados Unidos emergen dos preguntas ineludibles, repetidas en muy diversos idiomas: ¿cómo se llegó a esto?, ¿cómo se sale de ello?
Mientras se construyen las respuestas, toma forma lo que nadie creyó posible: el Gobierno norteamericano, con dinero de todos los contribuyentes, busca "comprar" los créditos otorgados con irresponsable riesgo por las instituciones financieras. La operación salvamento, con sus 700.000 millones de dólares, conlleva una dimensión de dudosa ética, pero también de fuerte enseñanza política. El mercado no fue capaz de autorregularse y los que debían regularlo no hicieron la tarea. Mientras tanto, en la sociedad hay desconfianza y miedo.Lo que tenemos al frente es el desequilibrio de un triángulo llamado a ser virtuoso: aquel donde Estado, Mercado y Sociedad se convierten en soporte de una gobernabilidad sólida cuando los tres polos marchan con dinámicas fuertes y con interacciones responsables. Esta crisis emerge de instituciones estatales que se replegaron al rincón de las normas antiguas, que dejaron desbordarse las "inventivas financieras" acunadas en un neoliberalismo desatado y alentaron un consumismo engañoso en la sociedad.Todo se vino abajo y, como sabemos, instituciones financieras de mucho nombre, con altos reconocimientos por parte de las calificadoras de riesgo, han declarado la quiebra o están siendo rescatadas en una inconmensurable danza de millones de dólares. Por cierto, esas clasificadoras de riesgo -que no se crearon en Bretton Woods ni en ningún otro acuerdo internacional, pero son tan determinantes para la marcha económica de países como los nuestros- clasificaban con Triple A a entidades que dos o tres días después estaban en la quiebra. ¿A quién rinden cuenta de sus errores? ¿Cómo responden a los inversionistas que siguieron sus pautas?Vale la pena recordar en dos palabras cómo hemos llegado a esto. Todo comenzó por otorgar hipotecas secundarias a los propietarios de vivienda. La garantía de una casa -con valor superior a la totalidad del crédito otorgado- suponía ser un préstamo muy seguro. Los bancos luego descubren que pueden armar un gran paquete con estos y otros créditos y "venderlos" a otros bancos o agencias financieras, todos catalogados como "muy seguros".Los entendidos venían hace tiempo hablando de la burbuja "inmobiliaria", de viviendas con un valor por encima de su relación con el mundo real. Veían más especulación que economía sólida. ¿No se debería regular esto?, preguntaban algunos. No, el mercado se autorregula, decían las autoridades, con un ideologismo extremo. Hoy, la conclusión es evidente: nunca el mercado puede ser el amo, éste será más sano cuando funcione bajo las políticas decididas por los ciudadanos y sus representantes.Ya en la reunión del Grupo de los Ocho, en julio de 2007, la canciller Angela Merkel y el presidente Nicolas Sarkozy levantaron duras objeciones a la forma cómo se estaba desplegando un modelo capitalista donde los excesos y los riesgos eran crecientes. Pidieron a los mandatarios de Estados Unidos, Reino Unido y Japón que tomaran medidas, pero nada se hizo.Ahora, en la hora de la crisis, también se ve mucha improvisación. ¿Por qué se "salva" a aquellos que más arriesgaron y cuyairresponsabilidad está trayendo consecuencias catastróficas?, pregunta más de un analista. No hay respuestas contundentes. Sólo sabemos que se habla de empresas "nacionalizadas", donde el Gobierno entra despidiendo y cortando cabezas tras colocar inmensas cantidades de dinero de origen público.En el pasado aquello también ocurrió en algunos países de América Latina, incluido Chile, en 1982. Ahora, ante este descalabro, uno comparte lo dicho por un analista financiero en un periódico de Nueva York: si una actividad es tan importante que justifica la intervención del Gobierno para evitar su insolvencia, ello significa que esa actividad debió estar siempre regulada.Como bien dijo el presidente Lula en Naciones Unidas, citando a un maestro de todos, al economista Celso Furtado, "no podemos permitir que las ganancias de los especuladores sean privatizadas, mientras sus pérdidas son invariablemente socializadas".En tanto se prepara "la nueva legislación", que inevitablemente significa intervenir el mercado y poner más dinero público, surgen dos grandes ironías:a) La culminación de la ideología neoliberal, tan determinada por su afán de disminuir el Estado y dejar al Mercado a su propia danza de ajustes, está terminando con la más grande intervención gubernamental que se conoce en el sistema financiero de Estados Unidos, ello medido por la cantidad de dólares que ha costado. Cuando suenan todas las sirenas de emergencia, está claro que el mercado no supo como "autorregularse".b) La otra ironía es que esto ocurre en el país percibido como el más grande mercado financiero y para muchos, el más serio. Cuesta imaginar adónde habrían llegado las cosas si esta debacle se hubiera iniciado en América Latina. ¿Cuántos estarían hoy dándonos lecciones? ¿Cuántas misiones habrían llegado a enseñarnos lo que se debe hacer?Por eso hemos recibido con satisfacción las palabras dichas por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. A su juicio, Brasil y Chile son modelos de economía de mercado donde el Estado juega un papel importante. "Son países que no han caído en la trampa de aceptar el ataque al Estado y a lo público, de santificar la desregulación; países que se mantienen firmes", ha manifestado.La verdad es que en el ámbito iberoamericano hemos venido caminando con mejor perspectiva. En la última Cumbre Iberoamericana, realizada en noviembre pasado en Santiago de Chile, convocada para levantar como referente común la búsqueda de la cohesión social, el primer punto rescata aquella trilogía virtuosa de la que antes hablábamos. Allí se señaló como primera meta: "Asegurar un crecimiento económico perdurable que garantice el desarrollo humano sostenible y la capacidad del Estado para implementar políticas y programas con ese fin".En otras palabras, países como los nuestros requieren en el siglo XXI de un Estado fuerte y con capacidad de impulsar políticas y programas que respondan a las exigencias de sociedades desafiadas por la modernidad, a la vez que generen las condiciones para un despliegue sano e innovador de la economía. Es decir, un Mercado orientado al crecimiento económico persistente y con reglas claras. Y, por cierto, una Sociedad donde el desarrollo humano garantice las aspiraciones de los ciudadanos y sus afanes por tener una mejor calidad de vida.Si alguna lección podemos sacar desde el sur frente a esta crisis financiera, la mayor desde 1929, es reforzar la convicción en el camino por el cual queremos avanzar. Tenemos un plan de trabajo mayor, tenemos en esa trilogía -Estado, Mercado, Sociedad- el referente desde el cual abordar los desafíos del futuro.Desde allí podremos prevenir las crisis como la que ahora estamos viviendo. Desde allí podremos encontrar las soluciones cuando las perturbaciones asomen por el horizonte.


Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, es presidente del Club de Madrid

miércoles, 9 de julio de 2008

La ideología del enemigo total


Gregorio Peces-Barba Martínez *


La ideología del enemigo sustancial es el mayor peligro para una concepción humanista de la historia y de la cultura y para una concepción integral de la democracia, con sus componentes liberales, socialistas y republicanos. Las ideas de progreso, de dignidad humana, de libertad, de igualdad y de fraternidad, propias del humanismo, que se reafirma en la modernidad, desde el hombre centro del mundo y centrado en el mundo, sufren desde el tránsito a la modernidad hasta hoy el ataque disolvente y destructivo de las diversas formas que presenta la ideología del enemigo sustancial. Es una variante, quizás la más radical y peligrosa del pesimismo antropológico de la vieja idea de que el hombre es un lobo para el hombre. Es la tradición de Horacio, con precedentes en el mundo griego, y que reaparece en el siglo XVII con Hobbes, y con otros representantes de la cultura barroca. En el capítulo XIII de la Parte Primera del Leviatán describe la situación del hombre en el Estado de naturaleza como de guerra de todos contra todos y donde “todo hombre es enemigo de todo hombre”. Esta cultura del enemigo total se refleja en las sociedades, en las ideologías políticas e incluso en la propia personalidad de quienes la asumen. Se refleja en sociedades, autoritarias, totalitarias, excluyentes y belicistas y en personas dogmáticas, violentas, agresivas, intolerantes y que cultivan el odio. Son modelos antidemocráticos, antiliberales, antisolidarios y antipluralistas que en las personas que lo forman fomentan rechazos a la dignidad humana, al respeto, a la amistad cívica, al juego limpio. Esta cultura es inexorablemente fundamentalista e impulsa la destrucción del adversario, como enemigo sustancial, como incompatible absolutamente para la convivencia. Así el “todo hombre es enemigo de los demás”, se transforma para esas posiciones, en la defensa de un yo inocente, justo y poseedor de la verdad, frente a los otros, que son los enemigos.
En 1930, Thomas Mann elevó su voz contra el nazismo ascendente: “… Una política grotesca, con modales de ejército de salvación, basada en la convulsión de las masas, el estruendo, las aleluyas, y la repetición de consignas monótonas, como si de derviches se tratase, hasta acabar echando espuma por la boca. El fanatismo erigido en principio de salvación, el entusiasmo como éxtasis epiléptico, la política convertida en opio para las masas del Tercer Reich, o de una escatología proletaria, y la razón ocultando su semblante”. Aquella predicción de lo que estaba por pasar la expresó el autor de La montaña mágica en la Beethoven Saal de Berlín, anticipándose lúcidamente a la más cruel expresión del enemigo sustancial, la que justifica Carl Schmidt y realizarían Hitler y sus secuaces nazis hasta su derrota en la Guerra Mundial. La justificación teórica, en abstracto, está en El Concepto de lo Político de 1932. Schmidt lo identifica con el otro, con el extranjero, donde “los conflictos que con él son posibles… no podrían ser resueltos ni por un conjunto de normas generales, establecidas de antemano, ni por la sentencia de un tercero reputado, no interesado e imparcial”. Como se ve, descarta al derecho y la posibilidad de pacto social, y al justificar más tarde con esa base doctrinal las leyes de Nuremberg de 1935, está señalando la solución para exterminar al enemigo sustancial fuera del derecho: los campos de concentración y de exterminio. Es la salida normal de “todo sujeto sin valor, indigno de vivir”. Por eso justificará las leyes raciales de Nuremberg de 15 de septiembre de 1935, donde se señala a los judíos como los enemigos sustanciales. Son sus trabajos La Constitución de la libertad y La Legislación Nacional socialista y la reserva del ‘Ordre Públic’ en el Derecho Privado Internacional. Lo completará más tarde, en octubre de 1936 en el Congreso del Grupo de Profesores Universitarios de la Unión Nacional Socialista de Juristas con un comentario final sobre la Ciencia del Derecho Alemán en su lucha contra el Espíritu judío. En ese contexto resulta sorprendente que en la publicación castellana de Tierra y Mar, en 2007, tanto el prologuista como el epiloguista ignoran esa etapa negra del pensamiento de Schmidt. Era efectivamente un encantador de serpientes, que a muchos en la derecha y en la izquierda les produjo y produce un bloqueo moral inexplicable.
En todo caso, la ideología del enemigo sustancial afectó con el leninismo y el stalinismo al marxismo y es también una enfermedad crónica en la cultura de las religiones, cuando se institucionalizan y se organizan jerárquicamente. No está ni en el Sermón de la Montaña ni en los Evangelios, pero sí aparece hasta hoy en la doctrina de los papas y de los obispos, siempre desconfiando de la Ilustración, de la laicidad y de la libertad religiosa. En otras religiones, incluso el reflejo de la ideología sigue siendo brutal y con ello se justifica el asesinato y la guerra contra el infiel hasta su exterminio.
Junto a las dimensiones radicales existen otras formas más débiles, pero donde las raíces de la intolerancia y del afán del exterminio del enemigo están presentes, aunque templadas por estructuras políticas, jurídicas y culturales que las atenúan y quizás por el desconocimiento de quienes incurren en ellas, aunque no lo sepan. Son fenómenos que se producen en las sociedades democráticas donde la cultura de la ideología del enemigo sustancial subyace a muchas posiciones, y afecta también a personas que no han asumido el pensamiento liberal, democrático, social y republicano que conforman el talante de respeto y de nobleza de espíritu y de amistad cívica de los que no creen que ningún hombre aporte una verdad total y redentora.
Aquí se fundan todas las fundamentaciones religiosas, políticas y culturales. Aquí encontramos a Bolton o a John Yoo defendiendo las políticas de Bush sobre la tortura, el estado permanente de excepción o la detención sin juicio. También a los obispos y cardenales que se consideran depositarios de verdades absolutas incompatibles con el pluralismo y por encima de la soberanía popular y del principio de las mayorías, a los políticos que desprecian a sus adversarios y que discriminan, como hace la presidenta de la Comunidad de Madrid, entre asociaciones de víctimas a quienes apoya, frente a otra, mayoritaria, que es marginada, car tel et mon bon plaisin, según la fórmula que justificaba las decisiones de los monarcas absolutos. Ése fue en muchos temas el comportamiento de muchos dirigentes del PP en la anterior legislatura. Creo que es a eso, a la utilización atenuada de la ideología del enemigo sustancial, a lo que se refiere Rajoy cuando habla de que hay cosas que cambiar. Ojalá eso nos lleve a un centro derecha abierto, centrista y liberal, que tanto necesita este país. Finalmente, esta epidemia intelectual y moral alcanza también al modelo de la cultura cuando un escritor de éxito desprecia y descalifica al resto de los escritores. Todas estas actitudes desvirtúan y se alejan de la idea de dignidad humana y del respeto a los demás. Frente a ellas, la vacuna, la terapia, es más democracia, aunque siga siendo el peor de los regímenes con excepción de los demás experimentados hasta ahora.
¡Sapere aude! para todos.


*Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid.

lunes, 30 de junio de 2008

Para caminar sobre las aguas

Néstor Morales T.
Durante los últimos 150 años la Política nacional e internacional ha cambiado, como la materia ésta no muere pero se transforma y reorganiza, muta, a través de lo largo, ancho y alto del Estado Nación, las comunidades y las personas. En este proceso, la globalización ha venido a funcionar como una “gran máquina hidráulica” acercando, uniendo, separando, superponiendo y diluyendo comunidades, personas e ideas. Sin embargo, siguen creciendo (como las necesidades) las sensaciones de malestar versus las vías de solución (escasas como los bienes, si es que no son lo mismo). El mañana se aparece con la misma intensa inamistad de un volcán apunto de estallar.

En nuestros países, la Política aún no logra integrar a su “modo de hacer” elementos básicos de esta nueva etapa global, constituir los discursos de los partidos con dinámicas como: ante la existencia de objetivos e ideas que confluyen éstas desenlazan fluidamente en acuerdos y compromisos, son ciertamente lejanas a nuestra coyuntura política. Por el contrario, los elementos antes descritos sólo crean nuevas fórmulas de antagonismos.

El surgimiento, en democracia, de las herramientas tecnológicas de comunicación no sólo han permitido la explosión del ciber contacto y la organización virtual de la política, sino que ha aumentado el ánimo de enfatizar en lo que las personas no tenemos en común y de resaltar artificialmente o no las diferencias, haciéndolas casi insalvables y cada vez más odiosas. Pareciera como si el juego de la política nuestra fuera una cuestión de etnocentrismos, donde cada tienda y tendencia dentro de de ella, existiera por gestación natural; una nación aparte y reivindicadora de un real derecho a dominar al resto; o sea, se ha transformado en un problema entre Conservadores: nuevos, viejos; de derecha, de izquierda; blandos, duros; católicos o ateos, creciendo tanto en cantidad como en ganas de diferenciarse.

Contra esta descripción es que las personas se rebelan y muestran su malestar, porque en el mundo real, las cosas han cambiado en serio y con ello también la naturaleza de lo que se espera debe ser la Política, no como finalidad moral sino sencillamente para que funcione, para no andar de ciegos en un país lleno de videntes.

Así como la cultura nacional, la cultura del Estado y el Internacionalismo de los Derechos, el Progresismo es un proyecto cultural y político, pero con un plus sobre el conservadurismo: es más competente y más adecuado para la etapa regional-global que el mundo de hoy impone: más apto para el Cosmopolitismo. Para nuestro tormento, esto no pareciera ser suficiente argumento para que nuestros líderes abandonen los 150 últimos años y se esfuercen en hacer las cosas de otra forma: más simple, más honesta y que prefiriendo este nuevo método antes que intestinas luchas y triunfos pírricos, nutran de prosperidad y victorias verdaderas a sus colectividades y la Política.

Lo anterior no es una simple declaración de intenciones, sino un estricto juicio de realidad local y comparada. La década reciente, el desarrollo del multilateralismo y política de integración antes que la segregación, insertar el debate tantas veces negado del cambio climático y la crisis de las fuentes de energía y de alimentos han sido logros del Progresismo con carácter permanente. Estos son la base para el discurso Socialdemócrata que intentan expandir los más diversos grupos, incluso de las derechas (progresistas claro está), si se quiere, de los próximos años. Este avance enorme en el humanismo suele darse de bruces cuando las elites de los partidos impiden su mutación y sustitución en los espacios de poder-decisión, es ese el comienzo del retroceso y anquilosamiento del trabajo, los intereses y de las ideas que fundan el malestar de las personas dentro y fuera de la Política.

Los Progresistas necesitamos reagrupación, participación creativa y apuestas que se funden en guiar a la comunidad antes que guiarse por la fuerza de las encuestas, requerimos de líderes nuevos que impulsen los logros del progresismo, las bases del discurso para la política global, Cosmopolita, a la que me refería. Ante un mundo que exige responsabilidad, transparencia y eficiencia, debemos responder con capacidad e imaginación. De nuestra habilidad resilente depende el futuro de la sociedad en construcción.

El desafío es grande pero los beneficios son aún mayores y éstos, a diferencia de lo que creen nuestros representantes actuales, pueden ser para todos. Desarrollar las aspiraciones progresistas pensando de una manera global, cosmopolita, es trabajar por la seguridad de las comunidades y el desarrollo más humano para las personas. Para los que no pueden despegarse del pasado con 150 años de edad esto parece otra canción para caminar sobre las aguas, yo simplemente lo llamo ampliar el campo de lo posible. Pregúntate ahora: ¿Y si aceptamos el desafío y competimos con ellos? ¿Y si Ganamos?

Hasta dónde podrán las ganas de futuro ir contra las ganas personales, es una pregunta que queda para ustedes, los que no se jubilan en las ideas.




Las Amapolas, Junio2008.

viernes, 20 de junio de 2008

Violencia contra los Migrantes en Europa

A toda la comunidad:

El Parlamento Europeo en votación del 18 de junio recién pasado ha aprobado el texto de la Diretciva de Retorno de los migrantes irregulares forzando su salida inmediata de los países de la UE. Esta normativa no garantiza en modo alguno un retorno en condiciones de seguridad y dignidad de las personas migrantes. Muy por el contarrio sólo fortalece medidas de coacción y prisión consideradas urbi et orbi como ilegítimas; además de la prohibición de que los expulsados puedan regresar a la UE, sentándose un precedente negativo para las demás regiones del mundo. Asimismo, el texto es ampliamente lesivo para los menores no acompañados atentando directamente los Derechos del Niño. Esta norma afecta directamente a los latinoamericanos y seguramente lesionará en derecho y dignidad a chilenos en la UE; es menester entonces del Gobierno solicitar la derogación de esta directiva y procurar la no utilización por parte de los países miembros de la UE de normas como ésta que con la excusa de la votación democrática daña gravemente los derechos a de las personas que dice promover y asegurar.En días en que conmemoramos el Día Internacional de los Refugiados (20 de Junio) una iniciativa como ésta significa un grave retroceso en los derechos de las personas y asegura tan sólo la lesión de la dignidad de niñas y niñlos así como de hombres y mujeres que sólo buscan una oportunidad para pasar de condiciones menos humanas a condiciones más humanas en su vida.

Escribe a los parlamentarios, a la Presidenta, influye en tu partido para que nuestro Gobierno pida a la UE derogar esta norma.

Adhieren a este mensaje:
Observatorio DDHH Greentank
Nuevo ProgresismoLos Verdes

viernes, 23 de mayo de 2008

Ricardo Lagos en CEPAL: “No basta el mercado para corregir

El ex presidente Ricardo Lagos participó esta semana en el "Encuentro Latinoamericano de Intendentes, Gobernadores y Prefectos para el Desarrollo Rural", que reunió a representantes de países de toda Latinoamérica, que centraron el diálogo en la aprobación de la creación de una nueva red de cooperación permanente, que permitirá intercambiar experiencias para mejorar las políticas de desarrollo territorial de los países de la región.

Ver documento completo en:

http://www.fundaciondemocraciaydesarrollo.cl//upload/articulos/279/documentosAdjuntos/discurso_cepal_pdte_lagos_20080513.pdf

lunes, 12 de mayo de 2008

Hacia una Sociedad de Garantías


Ricardo Lagos Escobar.

América Latina está pasando por un buen momento. En general, los países que
la conforman y como resultado de la coyuntura internacional, han tenido cinco
años de constante crecimiento económico, incluso mayor al alcanzado por la
economía mundial. Hoy, buena parte de los países latinoamericanos ya no
pueden postular a recibir préstamos de apoyo porque ahora son países de
ingreso medio; poco a poco van dejando atrás el subdesarrollo y sus niveles de
pobreza e indigencia.
Este mejoramiento en los ingresos implica un nuevo reto ante el cual varios de
nuestros países necesitan respuestas innovadoras. ¿Qué tipo de sociedad vamos
a tener a futuro? ¿Una sociedad basada en seguros individuales para
resguardarnos ante los distintos desafíos que la vida nos presenta en el ámbito
de la salud, la educación, la vivienda o la jubilación? ¿O impulsaremos una
sociedad solidaria que pueda darnos mayores seguridades de una manera
colectiva? ¿Podemos pasar de una sociedad que reconoce derechos a sus
ciudadanos a una sociedad que le ofrece garantías a los mismos? Creo que
debemos avanzar en esta dirección porque ello apunta a algo nuevo en América
Latina y ya algunos países registran un salto adelante en tal sentido.
Esto por cierto obliga a generar una nueva ecuación entre Estado, Mercado y
Sociedad. Una ecuación donde esos tres factores esenciales de la gobernabilidad
contemporánea tengan similar fuerza y energía de desarrollo. Un Estado eficiente,
moderno y ágil. Un Mercado dinámico e innovador. Una Sociedad de inclusiones
y certezas posibles. Ello convoca a construir un balance armonioso entre la gente,
la economía y la representación pública. Hombres y mujeres demandan desde la
sociedad determinadas protecciones y el mercado, por su parte, es motor del
crecimiento. Pero es el estado, sólido en tanto tenga representación pública, el
cual genera las políticas desde las cuales un país puede asegurar que parte de su
crecimiento llegue a todos y genere la mejor protección social posible.
El centro de esta ecuación es el concepto “garantías”. Crear un tipo de sociedad
donde la gente sienta que hay seguridad concreta a las cuales tiene derecho.
Este es un debate abierto en todos los países con un grado de desarrollo mayor
al alcanzado en los países latinoamericanos. Pero ya llegó la hora de abordarlo
con imaginación y energía entre nosotros. El tema esencial está en saber crecer,
pero también en saber transformar ese crecimiento en modalidades de
protección para la gente. Esta bien cuando una economía crece y es capaz de
generar empleos, pero hoy debemos pedirle ser capaz de contribuir a una
protección social que favorezca la conjunción entre seguridad y eficiencia.
Las políticas deben ser nuevas para situaciones también distintas a las del
pasado. Si miramos como se reconfiguran los mercados de trabajo, aparece el
desafío de garantizar seguridad en las interrupciones que hoy se presentan en la
vida laboral. Países que están por encima de nosotros, como son los más
avanzados de Europa del Este, la joven Corea del Sur, Nueva Zelanda, Grecia o
Portugal tienen una muy superior calidad de incorporación del capital humano en
la actividad económica. En todas las ramas de la economía hay una mejor
calificación de la mano de obra, un sistema educacional con mejores resultados y
un vínculo superior entre desarrollo científico y esfuerzo productivo.
Norberto Bobbio, ese notable filósofo italiano dijo en uno de sus escritos que en
una democracia todos “tenemos que ser iguales en algo”. Ese algo, por cierto,
cabe definirlo por consensos, con acuerdos donde se asegure tanta igualdad
como sea necesaria para garantizar las libertades. Buscar esos acuerdos
también involucra asumir una verdad: las desigualdades si son o se perciben
extremas, generan tensiones capaces de carcomer los fundamentos de la
gobernabilidad. La respuesta, no está en la búsqueda de populismos, a veces
autoritarios y contrarios a las libertades democráticas. La respuesta está en
saber construir consensos y saber ponernos de acuerdo en como seremos
“iguales en algo”. Y por cierto, como “crece” ese algo cuando la economía crece,
lo cual significa que ese algo es un concepto dinámico.
A su vez, el garantizar igualdades reclama otra sabiduría: estas garantías deben
ir a la par con los deberes. Todos tenemos obligaciones a cumplir como
miembros de la comunidad, pero muchas veces hay gente a quienes no les gusta
escuchar esto. Sin embargo, si de verdad estamos por avanzar hacia el
desarrollo, es indispensable hacer carne de estas sociedades la noción de saber
dar junto con recibir. Un país no es una abstracción al cual únicamente se le
exige y se le reclaman protecciones. Quien piensa sólo en sus propios derechos
y se olvida del bien colectivo, en los hechos es un obstáculo al progreso.
Ante este nuevo desafío Latinoamérica tiene un camino largo a recorrer, pero no
hay mucho tiempo para ello. Lo planteamos recientemente en un discurso en la
Universidad de Magallanes, en el sur de Chile. Lo hicimos desde allí pensando
en Chile, pero también pensando en buena parte de nuestros países donde se
constata un grado importante de avance material. Ha llegado la hora de
asegurarnos que ese avance material alcance a todos los sectores, de garantizar
accesos a ciertos mínimos indispensables en educación, en salud, en vivienda y
en todo lo que signifique más justicia social.
A ratos, en nuestros países las tareas del día a día o el encandilamiento de
debates improductivos nos hacen olvidar la urgencia profunda de mirar el largo
plazo. Si tenemos una situación económica un tanto mejor, propongámonos dar
un gran salto adelante, para entregar a nuestros hombres y mujeres una vida
más digna y más segura. Cuando hay menos injusticias o cuando los pueblos
sienten que ya no están al margen de los avances, los sueños individuales y
colectivos se ven posibles. Ese es el gran propósito de una sociedad de garantías.

viernes, 9 de mayo de 2008

No piensesen un Elefante!!!


Néstor Morales T.


Si yo le dijera a usted: ¡No piense en un elefante!, con toda seguridad será en lo primero que usted pensará. No se trata de una torpeza o algo parecido, sino que las personas solemos “movernos” en el mundo, sobre todo en el de las relaciones sociales, a través de marcos cognitivos, es decir sobre recreaciones de imaginarios que concretizan las ideas a través del recuedo de una construcción, un archivo en una carpeta determinada de nuestro disco duro si se quiere con lso que podemos llevarnos con las personas.
Compartir esos imaginarios, o esas construcciones conceptuales acerca de las cosas del mundo con otras personas es lo que lamamos identidad de grupo, de tal manera, la dentficación con ciertos valores, intereses y personas en política pasa por cuestiones muy asentadas en nuestra visión del mundo y por tanto, muy difícil de cambiar.
Cuando hablamos de política el cuento del elefante está muy presente. Así, en el caso de Nixon en USA cuando apareció ante miles de personas y les dijo “Yo no soy un bastardo” hizo que por lo menos el 35 a 40% de las personas que lo veían en ese minuto por TV creyeran firmemente que lo era, pues claro logró con el lenguaje representarselos. Más fácil ejemplo aún es la serie The Simpsons en la que en casi todos los episodios, ese gordo maravilloso que es Homero trata mentalmente de no decir o actuar de determinada manera pero su marco cognitivo lo fuerza a actuar a veces contra de su intereses, mismas razones que la gente vota por Arnold Scharzenneger o Carlos Menem.
Digo todo o anterior para analizar someramente el casod e la acusación constitucional contra la Ministra Yasna Provoste y criticar el actuar estratégico de quienes siempre se encuentran “paleteando” antes que planificando en política, me refiero al propio sector que adhiero, este es el progresismo o izquierda (como usted guste).
Cuando es la propia Presidenta de la República quien además de su actuar evasivo y contradictorio sale a recordar que se está cometiendo un femicidio político en una cultura donde efectivamente un amplio margen de hombres ha golpeado mujeres o abusado en alguno forma de ellas y las víctimas (también votantes) suelen proteger y esconder esos abusos, no consigue precisamente victimizar a la Ministra y si lo hace, sólo encuentra que eld ato pase por alto. Igua cosa sucede con las declaraciones respecto de su origen indígena y su estrato social, cuando vivimos desde hace mucho en un país con una cultura aspiracional en la que nadie quiere siquiera acercarse a los indígenas ni a los pobres por la manifiesta discriminación de color, etnia y cantidad de dinero demostrable que posee la media chilena, cuestón que nuevamente sólo cae de vuelta contra la pobre y vapuleada militante DC.
Aquí se puede verificar la primera falacia en política: “La verdad os hará libres”, o sea si les cuentas detalladamente los hechos a las pesonas estas forzosamente arribarán a conclusiones inteligentes y de acuerdo a lo que pensamos. Craso error, lo que interesa a las peronas es la forma cómo nos acercamos a su marco cognitivo, a su universo moral, es decir, cómo a construido su imagen de la familia y con eso traspola a todo ámbito de cosas sus decisiones.
Nada de esto ha estado resnete en el diseño estratégico de La Moneda en la que la cultura de la filtración (intencional y no) es la que prevalece con tintes de autosalvataje y también de arrogancia cmpetitiva y que muy poco, o nada en verdad, se hace por el colectivo teniendo los resltados que vemos por los diarios.
Tampoco se puede echar la culpa a la editorial de los diarios que pertenecen a los mismos intereses de derecha que los parlamentarios o las grandes industrias, cuando se habla desde el colectivo, desde la identidad moral se logra hacer adherir a los que piensan como uno y seducir a quienes ne polítca son centristas, o sea, que su marco cognitivo se modifica en razón de que el candidato o el orador logre hablar desde o hacia su marco cognitivo y hacerlo decidir de acuerdo a su interés.
Qué hacer entonces con las cartas echadas como están.
En ele stado actual de cosas, seguri insistiendo en el tema de la religiosidad de la ministra es un error, funciona ir a alojarse donde los curas pero no la romería que para quienes van a votar a favor o en contra de ella (que no es la opinión pública) lo ven como meddas desesperadas e insultivas a sus marcos cognitivos. Así, para los liberales parecen supercherías mientras que para los conservadores aparece una mujer rtratando de usurpar su terreno moral como es la religión. Entonces debe terminar co el tema de la religión. Por el contrario si algo no se ha explotado es su perfil regionalista, desde ahí debe acercarse al gobierno a hablar con los Senadores que con opción podrían votar en contra de la cusación, hablarles desde la regionalidad de la ministra, del error no forzado, del daño democrático, del compromiso, de asumir la culpa e integraros en las decisiones sobre reforma del Estado, eso es lo que buscan, que se acepten sus ideas más que derribar un Gobierno, lo que buscan es ser integrados como personas importantes y el espaldarazo de La Moneda a quienes entre los cuales se encuentra nada más y nada menos que el Presidente del Senado me parece del todo razonable.
Como cuestion a mediano plazo (a largo plazo estamos todos muertos) está el tema de la re-identificación con los valores que nos hacen progresistas, de izquierda, concertacionistas por fin, pero eso lo iremos viendo con los días y las palbras en este y otros lugares, mientras quedémonos con la tarea más difícil: alejarnos del discurso que su contendor quiere imponerte y concéntrese en frases simples que engloben todo su universo moral, familiar y político, hábleles con sencillez, recuérdeles de donde vienen, cuáles han sido sus errores y aciertos, hágase parte de ellos sin asumir sus palabras, muéstreles sus propias convicciones y por favor, haga lo haga, ¡no piense en un elefante!



Las Amapolas, Abril de 2008